Bajo la etiqueta nomen, con que los gramáticos latinos traducían el término griego ὄνομα, (ónoma: "nombre"), se encuentran las categorías de sustantivo, adjetivo y pronombre. Las tres categorías están muy relacionadas entre sí. La segunda es complemento de la primera y tiene que concordar; la tercera es una categoría vacía semánticamente con los mismos usos y valores que la primera. Escogemos por estas razones al sustantivo como modelo para introducirnos en el mundo de la declinación latina.
Estudiaremos en primer lugar qué posibilidades gramaticales expresa un nombre sustantivo. Al conjunto de estas posibilidades lo llamamos ‘accidentes gramaticales’. Los accidentes gramaticales de la declinación latina son género, número y caso. La declinación agrupa en una sola desinencia o sufijo los tres accidentes gramaticales de la declinación. Este elemento puede estar en grado cero, quiere esto decir que su ausencia también es significativa: tiene valor gramatical. Por poner algún ejemplo, en español: en 'caballo', distinguimos caball- , que es la raíz, y –o, que es la desinencia. En 'pared' la desinencia está ausente (lo cual se suele anotar habitualmente con el símbolo Ø).
Por otro lado, el conjunto de formas de un sustantivo, se reduce en español a dos: una para el singular 'caballo', 'pared' y otra para el plural, 'caballos', 'paredes'.
Pese a lo escueto de la flexión nominal en español, podemos ver que hay dos modelos para formar el plural; en el primero ('caballos'), se ha añadido una –s simplemente; en el segundo, en cambio, se ha añadido -es ('paredes'). Al igual que en español, en latín la flexión de los nombres sigue varios modelos; se trata de las llamadas habitualmente cinco declinaciones del latín.
Los ejemplos anteriores tienen desinencias que recogen los accidentes gramaticales del nombre. En equus ("caballo") la desinencia –us no sólo determina que el sustantivo es masculino singular, sino que además constata que está en caso ‘nominativo’. Lo propio podemos decir en paries ("pared") de la desinencia –s: femenino singular en caso nominativo. Aparte de las diferencias por el accidente caso, el latín y las lenguas románicas se distancian también en otros aspectos de la flexión que vamos a ver con más detalle.
Género, número y caso
Las
desinencias que marcan número género y caso se unen a
distintas raíces o temas. Según cuál sea el final de la
raíz, es decir, el tema, los sustantivos se clasifican
en las llamadas declinaciones, que, como acabamos de
decir, no son más que los distintos modelos para
declinar un sustantivo o adjetivo en función del último
fonema de la raíz.
Los modelos o
declinaciones del latín son cinco, además los pronombres
tienen unos modelos distintos. La primera declinación es
el modelo de los sustantivos cuya raíz termina por
–a, la segunda por –o /-e, la tercera por
consonante o –i, la cuarta por –u y la
quinta por –e.
Para aprender las
peculiaridades de cada una de las declinaciones se han
propuesto desde la Antigüedad unos modelos o paradigmas.
Los modelos que proponemos son: rosa, rosae
("rosa") para la primera; dominus, domini
("dueño"), vir, viri ("hombre") y bellum,
belli ("guerra") para la segunda; pax, pacis
("paz"), caput, capitis ("cabeza"),
hostis, hostis ("enemigo") y mare, maris
("mar") para la tercera; manus, manus
("mano") y genu genus ("rodilla") para la
cuarta; res, rei ("cosa") para la
quinta.
La más importante
por la frecuencia de uso fue la tercera, seguida por la
primera y segunda. Las dos últimas declinaciones
tuvieron un escaso número de representantes. Tenemos en
latín un reducido grupo de sustantivos o adjetivos que
no se ajustan a ninguno de los modelos por diversas
causas, son los irregulares y la declinación de los
pronombres.
Las declinaciones latinas se
simplificaron en tres modelos en una primera fase. En
latín vulgar desaparecieron la 5ª (cuyos miembros
pasaron a la 1ª) y la 4ª (que lo hicieron a la 2ª).
Paralelamente, se fueron reduciendo los casos hasta
desaparecer en el protorromance. Finalmente, el
género neutro desapareció pasando, por norma común, las
formas del singular a masculinas y las del plural a
femeninas.
El enunciado
Para citar un sustantivo, adjetivo o pronombre en latín y saber
Mientras en
nuestra lengua nos referimos a los sustantivos,
adjetivos y pronombres por su forma singular y, en el
caso de los adjetivos, la masculina, y así los
encontramos en los diccionarios, en latín nombramos en
primer lugar la forma de nominativo singular y, en el
caso de los adjetivos, la masculina. Así, las palabras
rosa, equus, paries se citan en nominativo
singular. Un adjetivo como albus en nominativo
masculino singular. Pero además, para saber su
flexión, si se conocen los modelos, se cita a
continuación lo siguiente:
Estas
segundas formas sirven para conocer la declinación que
sigue la palabra.
Normas generales
Sustantivos
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario