viernes, 4 de enero de 2013

La declinación latina


Bajo la etiqueta nomen, con que los gramáticos latinos traducían el término griego ὄνομα, (ónoma: "nombre"), se encuentran las categorías de sustantivo, adjetivo y pronombre. Las tres categorías están muy relacionadas entre sí. La segunda es complemento de la primera y tiene que concordar; la tercera es una categoría vacía semánticamente con los mismos usos y valores que la primera. Escogemos por estas razones al sustantivo como modelo para introducirnos en el mundo de la declinación latina.

Estudiaremos en primer lugar qué posibilidades gramaticales expresa un nombre sustantivo. Al conjunto de estas posibilidades lo llamamos ‘accidentes gramaticales’. Los accidentes gramaticales de la declinación latina son género, número y caso. La declinación agrupa en una sola desinencia o sufijo los tres accidentes gramaticales de la declinación. Este elemento puede estar en grado cero, quiere esto decir que su ausencia también es significativa: tiene valor gramatical. Por poner algún ejemplo, en español: en 'caballo', distinguimos caball- , que es la raíz, y –o, que es la desinencia. En 'pared' la desinencia está ausente (lo cual se suele anotar habitualmente con el símbolo Ø).

Por otro lado, el conjunto de formas de un sustantivo, se reduce en español a dos: una para el singular 'caballo', 'pared' y otra para el plural, 'caballos', 'paredes'.

Pese a lo escueto de la flexión nominal en español, podemos ver que hay dos modelos para formar el plural; en el primero ('caballos'), se ha añadido una –s simplemente; en el segundo, en cambio, se ha añadido -es ('paredes'). Al igual que en español, en latín la flexión de los nombres sigue varios modelos; se trata de las llamadas habitualmente cinco declinaciones del latín.

Los ejemplos anteriores tienen desinencias que recogen los accidentes gramaticales del nombre. En equus ("caballo") la desinencia –us no sólo determina que el sustantivo es masculino singular, sino que además constata que está en caso ‘nominativo’. Lo propio podemos decir en paries ("pared") de la desinencia –s: femenino singular en caso nominativo. Aparte de las diferencias por el accidente caso, el latín y las lenguas románicas se distancian también en otros aspectos de la flexión que vamos a ver con más detalle.
Género, número y caso


Género
El accidente gramatical género indica una propiedad de los sustantivos, adjetivos y pronombres, que, en el caso de los seres animados, suele hacer referencia al sexo. Tiene en latín tres posibilidades: masculino, femenino y neutro. Éste último, existente en las lenguas románicas sólo en los pronombres (es. aquello cat. aixo), significa en latín literalmente "ni uno ni otro" y en las fases más primitivas de las lenguas indoeuropeas se reservaba a seres inanimados.
NúmeroEste accidente está asociado en una única desinencia junto al de género y, en latín, al de caso. Puede ser singular o plural y sirve de ayuda para identificar el caso o las funciones de los distintos componentes de la oración, como, por ejemplo, el de sujeto. 
CasoAsociado, asimismo, a la desinencia del género y el número, este accidente permite identificar la función gramatical del sustantivo en la oración. Para hacer esto, en las lenguas románicas y en inglés se emplean las preposiciones y el orden en la frase.
En latín el caso podía matizarse en una gama de seis valores; son los seis casos de la declinación latina: nominativo, vocativo, acusativo (llamados también casos rectos), y genitivo, dativo y ablativo (llamados casos oblicuos). El orden a la hora de declinar un sustantivo parece arbitrario, pero en realidad tiene su razón de ser, por eso proponemos aprenderlos en el orden dado. Nos deberemos acostumbrar al uso de sus abreviaturas para denominar a los accidentes gramaticales.  
El caso


Es el accidente tal vez más extraño para nosotros. Sirve para determinar la función de la palabra dentro de la oración. Los gramáticos latinos lo tradujeron del griego πτῶσις
, ("caída"). A veces la función del caso no quedaba bien delimitada por éste y se necesitaba afinar con el uso de las preposiciones, pero esto sólo pasaba con dos casos: el acusativo y el ablativo. Con los demás no podemos encontrar en latín clásico nunca una preposición.
Nominativo El primero de los casos, el nominativo, sirve, como su nombre indica, para nombrar y, además, para la función de sujeto y otras asociadas a ésta: atributo, pues concuerda con el sujeto; predicativo del sujeto y aposición al sujeto por la misma razón.
Vocativo
Sirve para una función extraoracional, la de la apelación o llamada; voco significa en latín "llamar". Como no forma parte de la oración desde el punto de vista sintáctico, se delimitará siempre entre pausas. Desde la época más arcaica del latín tendió a desaparecer de la declinación, asumiendo su función el nominativo.
Acusativo
El nombre no es muy afortunado y se debe a una mala traducción del griego (debería haber sido 'causativo'). Este caso sirve para la función de complemento directo y funciones derivadas. Pero también servía para algunos complementos circunstanciales: los de duración o extensión sin preposición y el de dirección con algunas preposiciones delante.
GenitivoEste caso marca la función de complemento del nombre o adnominal. Esta misma función es la que hacen los adjetivos. Su nombre tiene que ver con "generar", "gente", "origen", etc., pues sirve para decir de quién se es hijo o de qué familia o pueblo se procede.
DativoDeriva su nombre del verbo "dar", puesto que la función que marca, la de complemento indirecto, está casi siempre presente en oraciones con este verbo.
AblativoSignifica originalmente "separativo". En el latín más arcaico tenía fundamentalmente el valor de complemento circunstancial de separación, origen o causa. Después, en el latín histórico, también sirvió para otros complementos circunstanciales, el de lugar y el instrumental o modal. Para matizar qué clase de complemento circunstancial es el que representa el sintagma, a veces va precedido por una preposición. 





































































Las desinencias que marcan número género y caso se unen a distintas raíces o temas. Según cuál sea el final de la raíz, es decir, el tema, los sustantivos se clasifican en las llamadas declinaciones, que, como acabamos de decir, no son más que los distintos modelos para declinar un sustantivo o adjetivo en función del último fonema de la raíz.

Los modelos o declinaciones del latín son cinco, además los pronombres tienen unos modelos distintos. La primera declinación es el modelo de los sustantivos cuya raíz termina por –a, la segunda por –o /-e, la tercera por consonante o –i, la cuarta por –u y la quinta por –e


 Declinación Ejemplo 


Para aprender las peculiaridades de cada una de las declinaciones se han propuesto desde la Antigüedad unos modelos o paradigmas. Los modelos que proponemos son: rosa, rosae ("rosa") para la primera; dominus, domini ("dueño"), vir, viri ("hombre") y bellum, belli ("guerra") para la segunda; pax, pacis ("paz"), caput, capitis ("cabeza"), hostis, hostis ("enemigo") y mare, maris ("mar") para la tercera; manus, manus ("mano") y genu genus ("rodilla") para la cuarta; res, rei ("cosa") para la quinta.
La más importante por la frecuencia de uso fue la tercera, seguida por la primera y segunda. Las dos últimas declinaciones tuvieron un escaso número de representantes. Tenemos en latín un reducido grupo de sustantivos o adjetivos que no se ajustan a ninguno de los modelos por diversas causas, son los irregulares y la declinación de los pronombres.
Las declinaciones latinas se simplificaron en tres modelos en una primera fase. En latín vulgar desaparecieron la 5ª (cuyos miembros pasaron a la 1ª) y la 4ª (que lo hicieron a la 2ª). Paralelamente, se fueron reduciendo los casos hasta desaparecer en el protorromance. Finalmente, el género neutro desapareció pasando, por norma común, las formas del singular a masculinas y las del plural a femeninas. 
 

 El enunciado

Para citar un sustantivo, adjetivo o pronombre en latín y saber
cómo se declina exactamente lo ‘enunciaremos’ mencionando varias de sus formas. Lo mismo pasa con las demás palabras flexivas para conocer su flexión, esto es, los verbos. En el caso de los sustantivos la primera de estas formas sirve para crear y ordenar las entradas de los diccionarios y glosarios o listas de palabras.
Mientras en nuestra lengua nos referimos a los sustantivos, adjetivos y pronombres por su forma singular y, en el caso de los adjetivos, la masculina, y así los encontramos en los diccionarios, en latín nombramos en primer lugar la forma de nominativo singular y, en el caso de los adjetivos, la masculina. Así, las palabras rosa, equus, paries se citan en nominativo singular. Un adjetivo como albus en nominativo masculino singular. Pero además, para saber su flexión, si se conocen los modelos, se cita a continuación lo siguiente:
  • Sustantivos: el genitivo singular. Así en los casos anteriores el enunciado completo será: rosa, rosae; equus, equi; paries, parietis;
  • Adjetivos: se añadirán los otros géneros del nominativo singular. Si éstos fueran iguales, no se repetirán. Si los tres géneros del nominativo singular son iguales, se citará el genitivo singular, en cuyo caso es masculino femenino y neutro. Así tenemos albus, alba, album con los tres nominativos singulares distintos entre sí; gravis, grave ("pesa-do"), con una forma gravis para el masculino y femenino y  otra, grave, para el neutro. Por último, tenemos adjetivos del tipo felix, felicis ("feliz") con una sola forma de nominativo para los tres géneros, felix, y el genitivo singular felicis.
  • Pronombres: igual que los adjetivos. Así tenemos iste, ista, istud ("ese") con tres nominativos singulares distintos, pero también tu, tui ("tú") con un solo nominativo singular y el genitivo.
Estas segundas formas sirven para conocer la declinación que sigue la palabra. 

  Normas generales


Normas generales que afectan a la declinación

Antes de explicar cada declinación en particular, veamos algunos aspectos generales:
  • El vocativo sólo se distingue del nominativo en el singular de las palabras de la 2ª declinación terminadas en nominativo en –us.
  • En plural, el nominativo y el vocativo son siempre iguales.
  • En plural, el dativo y el ablativo son siempre iguales.
  • Las palabras de género neutro tienen siempre iguales los tres casos rectos, nominativo, vocativo y acusativo, tanto en singular como en plural.
  • Las distintas clases o modelos de palabras de una misma declinación siempre tienen los casos oblicuos iguales, genitivo, dativo y ablativo.
Las desinencias y terminaciones
Este vocablo significa en latín algo así como "terminales". Se aplica a todas las palabras flexivas, por eso hablaremos de desinencias nominales y verbales. Es en la terminación de la palabra donde encontraremos las marcas de los accidentes gramaticales. Entre el tema y la desinencia, si el uno termina por consonante y el otro empieza por ésta, habrá a veces una vocal de unión.
Entre estos elementos se producirán a menudo cambios fonéticos que dejarán irreconocibles a sus elementos originales. Por ejemplo en dominus el tema era originalmente –o y la desinencia –s. Pero la o final ante s se cerró transformándose en –u- de modo que encontraremos finalmente una terminación –us que es la unión de tema, desinencia y, en su caso, vocal de unión con los cambios fonéticos o de otro tipo originados.
Otro dato muy importante que suele complicar enormemente al que se inicia en el latín es que una misma desinencia o terminación puede representar distintos casos en distintas declinaciones o en la misma. Volviendo al ejemplo anterior, tenemos que la terminación –us representa el nominativo singular en la 2ª declinación, mientras que en la tercera puede ser nominativo singular, pero también vocativo o acusativo singular neutro en palabras como tempus ("tiempo") y en la cuarta puede ser nominativo, vocativo y genitivo singulares, y nominativo, vocativo y acusativo plurales en palabras como manus ("mano"). Estas ambigüedades de la morfología se resuelven mediante el análisis morfológico, sintáctico y léxico del contexto en el que ocurren.
Las desinencias de la declinación varían mucho de unos modelos a otros y también se repiten. De momento, veamos sólo algunas características generales, reservando para posteriores epígrafes el estudio detallado:
  • El plural generalmente no se forma con la adición de una s a la forma singular. Por ejemplo el genitivo singular de dominus es domini, mientras que el plural es dominorum.
  • La desinencia para los casos rectos en plural es siempre a.
  • La desinencia para el acusativo singular no neutro es –m.

 

 Sustantivos
Nos limitaremos en esta presentación a ver los paradigmas de las declinaciones de sustantivos y sus terminaciones:
Primera declinación
Caso
Número
Forma


En la primera los sustantivos son mayoritariamente femeninos, pero también hay masculinos (poeta, ("poeta"), scriba ("escribano"), incola ("habitante"). En cambio, no hay ningún neutro. En los adjetivos servirá para declinar la forma femenina.
Segunda declinaciónEn la segunda los sustantivos son mayoritariamente masculinos. Los neutros tienen los casos rectos del singular terminados en –um. Presentamos los modelos dominus ("dueño") y vir ("hombre") como masculinos y bellum ("guerra") como neutro. En los adjetivos servirá para declinar la forma masculina y neutra.
Tercera declinación
En la tercera declinación presentamos primero los temas en consonante con un femenino (pax, "paz") y un neutro (caput "cabeza") y después los temas en –i con un masculino (hostis "enemigo") y un neutro (mare "mar"). Es la declinación más compleja, con sustantivos de los tres géneros.
Para distinguir éste no hay ninguna marca especial, salvo a veces en el neutro. Por eso para descubrirlo buscaremos, si es posible, el género de su equivalente en lengua romance o, si no, en el diccionario. Los adjetivos que se sirven de esta declinación están en los tres géneros.
Cuarta declinaciónEn la cuarta presentamos igualmente un modelo de no neutro (manus "mano") y uno neutro (genu "rodilla"). No hay adjetivos.
Quinta declinaciónPor último en la quinta casi todos los sustantivos son femeninos y tampoco hay adjetivos. El modelo usado es res ("cosa").


 Adjetivos


La declinación de los adjetivos puede seguir dos tipos de flexión.
Primer tipo de adjetivos
En el primer tipo los adjetivos tienen tres formas distintas para el nominativo singular. Siguen la 2ª declinación para las formas masculinas y neutras y la 1ª para las femeninas. El modelo que usamos es albus, alba, album ‘blanco’. Tendrán tres formas en el enunciado.
Segundo tipo de adjetivos
El segundo tipo sigue la tercera declinación para los tres géneros, casi siempre según el modelo de los temas en –i (hostis, hostis y mare, maris), de modo que en los casos oblicuos habrá una sola forma para los tres géneros. En los casos rectos tendremos siempre dos formas distintas en acusativo, mientras que en nominativo-vocativo tenemos las tres posibilidades, si bien la de tres formas en nominativo es infrecuente, y en este curso la pasamos por alto. La más frecuente es la de dos formas para el nominativo singular. El modelo que proponemos es gravis, grave ("pesado"). En los de una terminación en nominativo singular el enunciado será similar al de un sustantivo. El modelo propuesto es felix, felicis ("feliz"). 


 
 Pronombres


Para terminar esta presentación de la flexión nominal latina vamos a dar el paradigma de algunos de los pronombres más usuales. En primer lugar, citaremos los pronombres personales que tienen una flexión particular, por otro lado muy parecida a la nuestra. Además en tercera persona no existe más que una forma reflexiva, que no tiene sujeto y que es igual en singular y en plural.

Los pronombres personales,
de relativo y anafórico
El resto de pronombres tienen una declinación que se parece al primer tipo de adjetivos, pero tiene algunas particularidades. Destacamos las siguientes:
  • A menudo después de la desinencia aparecen sufijos como –c, -i>-e, etcétera.
  • El nominativo neutro singular suele terminar en –d.
  • El genitivo singular es igual para los tres géneros y termina en –ius
  • El dativo singular es igual para los tres géneros y termina en –i.
De este grupo presentamos el pronombre relativo, imprescindible para entender las oraciones homónimas, y el anafórico, que tiene muchos de los valores del pronombre de tercera persona que no existía en latín y algunos más. Este último pronombre, además, combina dos formas de la raíz: i / e. 



















  

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